Marcelo en la I Liga Campeones y Copa Federación

En donde el vate de los Verts, que había comenzado a escribir con intención de ensalzar la actuación de los suyos, se deja llevar luego por la gran admiración que le causó el modo en que los compañeros valencianos supieron sobreponerse a los elementos, y da así un giro hacia la loa a éstos en el devenir de su romance.

Los Verts pensando la jugada

Pues nos batimos el cobre
Y marcamos por diez veces,
Empatamos dos partidos
Y sumamos puntos: siete (*)


(*) Se permite aquí el autor, que en realidad solamente sumó dos puntos, la licencia poética de decir que fueron “siete”, lo cual hace no por vanagloriarse, sino simplemente en pro de la rima, asonante en este caso.


En el parc de Joan Miró
Muy cerca de donde antaño
Otra Arena enmudeció
Entre olés a los morlacos.

Nos citaron a las diez
Y el lugar se fue poblando
De mucha gente que tiene
Botones como oro en paño.

Y aún faltaba que el tren
Llegara con otros tantos:
No venían de Jerez,
Pero sí ocho valencianos
Y de Orihuela también
Un par de grandes paisanos.

Despiertos desde las tres
Y con botones prestados
Poco podían hacer
Los amigos Oriolanos.

La Cultural y otros tres,
Siete, si sigo contando,
Llegaban con gran cartel,
Más quedaron atrapados,
Atrapados en la red
De un siniestro ferroviario,

Y jornada tras jornada (*)

(*) Cornada tras cornada, podría haber dicho también el vate, dada la proximidad, al lugar en que se desarrollaban los hechos, del coso taurino.

Puntos les fueron restando,
En aplicación cruel
De aquél reglamento extraño.
En grupos de tres en tres
Se les iban de las manos,
A los jugadores chés,
Sin que por ello fuesen
A menos en sus redaños,
Y así en Penguins y el Maxplas,
A los que despertara el gallo,
Eran ya las siete y diez,
Y aún seguían jugando,
Si grandes pases de aquél,
Los de éste, envenenados,
Que nos regaló Manuel
Remontada y fue de infarto,
Pero se marchaba el tren,
Era el fatal “factor campo”,
Faltaban minutos; seis,
A cinco iban empatados,
Y a voz en grito sonoro,
Algunos aficionados,
Reclamaban: ¡Gol de Oro!
Y el lío estaba montado,
Porque también había quien
Opinando lo contrario
Exigía completar
El tiempo reglamentario.

A partir de aquí saber
Cuál fue el final resultado
No es fácil de esclarecer:
Para unos, derrotado,
Para otros, de laurel,
Con corona laureado,
Lo único cierto es
Que Manuel salió disparado
Y por los pelos llegó
A coger, en donde los Santos
El tren de vuelta al Saler
Donde le aguardaban, fieles,
Otros siete valencianos.

Marcelo Suarez