El caso de la desaparicón del Entrenador de la Cultural



Sólo hay algo que un botonista tema más que la rotura de uno de sus jugadores o de su tirador que los haga irreparables, y este algo es la desaparición en extrañas circunstancias de cualquiera de ellos.
Y es que así como la rotura ofrece a la psique del botonista un punto y final que no admite dobleces y no deja el más mínimo resquicio a la esperanza, con lo que uno ha de hacerse a la idea de la pérdida simplemente y pasar página, la desaparición, en cambio, causa un estado de desasosiego duradero, un a modo de tortura sibilina que mantiene en duermevela a la afligida alma del desdichado que por aquélla, ¡malhaya!, se haya  visto afectado.
La desaparición de un jugador o de un tirador propio es, por lo tanto, el peor de los males, el más cruel y funesto.
Por eso comprendemos bien lo que debe estar sufriendo estos días nuestro colega y amigo Carlos Espada, de los Espada Boys de Benimaclet, de la Cultu, al haber vivido en sus propias carnes en fecha reciente el episodio de la desaparición del entrenador de su equipo:
Ése que tan bien se entendían ya sus dedos que unos y otro eran cuerpo y esencia de un mismo toque, el tan sutil toque de la Botompédica, legendario y respetado, cuando no temido, en cada rincón del Planeta Fútbol.
Poco se puede decir para aliviar al que vive el trance, pero desde aquí queremos solidarizarnos con este equipo hermano, y con su factótum, nuestro amigo, en la confianza y seguridad que sentimos y sentimos la necesidad de transmitirle, de que los dedos del buen botonista, -como él es-,, son capaces siempre de adiestrar nuevos materiales, y de hacerse uno con ellos para juntos volver a acariciar el Cielo.
Al tiempo que aprovechamos para, sumándonos al llamado que desde sus posts, twits y demás nuestro colega hace, pedir a cualquiera que con el viejo entrenador se encuentre le dé el recado de que por lo menos llame a las oficinas del Club, telefonee, para decir que está bien y que ha decidido dejar el fútbol, o si piensa regresar, concrete cuándo, para tener a punto la banda de música, los cohetes, y, sobre todo, el arroz, que hay que afinar especialmente en éste entre el momento de preparación y el de hincarle el diente para que no se pase y apelmace.

Autor: Marcelo suarez.