El
fútbol con botones lo introdujeron los marineros en ciudades portuarias.
Algunos clubes mantienen la tradición en ciudades como Valencia, Barcelona, Jerez etc.
Los
jugadores valoran el realismo del juego por encima de los simuladores.
Cada
botón o jugador se elabora artesanalmente en el taller del club.
El origen de este hobby es incierto, aunque sabemos que fueron
marineros los que lo introdujeron en ciudades bañadas por el mar en los
albores del siglo XX. Barcelona, Valencia y Huelva capitalizan el fútbol
botones en territorio nacional. El entretenimiento de hombres que hacían frente
al hastío de interminables travesías entre mares se trasladó a los pueblos del
litoral, convirtiéndose en un clásico del juego infantil en las décadas de
los setenta y ochenta.
Aquellas generaciones que crecieron con un futbolín de
botones de 1.000 pesetas, reversible con el plan B de las damas al que nunca se
recurría, son las que no han abandonado una afición que les sigue pareciendo
tan real como los simuladores de fútbol más avanzados, tecnología punta por
la que no se sienten atraídos. "En el fútbol botones tienes que cuidar a
cada jugador como si fuera de verdad. Lo creas para sacarle el máximo
rendimiento, le das las características que debe tener y lo haces entrenar para
perfeccionar sus habilidades y que pueda ser titular. Es lo que viene a
hacer el FIFA, el PC Fútbol o el Pro, sólo que allí lo dispone todo la máquina".
Esta es la diferencia, según Carlos Espada.
Espada está dentro del perfil medio de jugador de fútbol
botones, entre los 40 y los 50 años, aunque también hay jóvenes aficionados
de 21 o 22 años y veteranos de 75, caso del presidente de la A.V.F.B., Pepe
Sancho. Nos abre las puertas de su histórico club de la calle José Benlliure,
en el distrito Marítimo de Valencia, donde cada miércoles entrena el selecto grupo
de jugadores de fútbol botones, que compite en la noche de los viernes, sin
cámaras de televisión de por medio, con la emoción y la pasión por el fútbol en
estado puro.
Recuerda el presidente Sancho que hasta que abrieron las
puertas de la asociación, hace 19 años, no tenían unas reglas establecidas y jugaban
con botones de abrigos y camisas, con lo que pillaban. Con el tiempo llegó
ese reglamento y las instalaciones de la Asociación Valenciana de Fútbol
Botones 'levantó' seis estadios, más dos supletorios, y un pequeño taller en el
que José Aigües, uno de los asociados, fabrica artesanalmente los botones
para cada uno de los jugadores.
El proceso es aparentemente sencillo. Planchas de metacrilato
de múltiples colores que se pasan por el torno y se vacían al gusto de cada
jugador. Después, lija y pulido. Los hay más pesados, con un biselado más
pronunciado, de 4,5 centímetros de diámetro para los zagueros que deben rasear
el balón y algo más de tres centímetros para atacantes que marcan las
diferencias con la habilidad en la elevación del pequeño botón-pelota.
"Partimos de la base de que aquí todos son unos locos
de los botones, apasionados. Me vienen con botones que han traído de
Turquía, de Francia o de Brasil y me preguntan qué puedo hacer con
ellos", explica José Aigües, artesano de botones futbolistas. Su técnica
es fácilmente imitable, pero "nunca podrán crear los mismos botones, pues
trabajo con unas piezas torneadas especialmente para hacer los
jugadores".
El artesano aconseja, estudia lo que se puede hacer con cada
botón, advirtiendo de la posibilidad de que la pieza se rompa si pasa por el
torno. Cada semana salen nuevos jugadores de su taller que se deslizan por las canchas
regadas con polvo de talco, en busca de ganarse un puesto en sus equipos. Pero
la clave está en el jugador, lo que ellos conocen como entrenador, las manos
que manejan el tirador y los movimientos de los botones. En su técnica y
precisión está la diferencia entre un buen y un gran jugador de fútbol botones.
Un sólo toque por jugada, disparos a puerta, previo
aviso -'a gol', advierte el lanzador-, una vez superado el centro del campo,
faltas con barrera a 15 centímetros si un botón impacta contra otro sin tocar
la pelota, partidos de 50 minutos en dos tiempos de 25, saques de esquina
buscando el remate en un sólo lanzamiento y marcador manual sobre cada uno de
los estadios. Es importante conocer las reglas del juego. El resto es
habilidad y pasión por un hobby que se resiste a las bondades de los
simuladores tecnológicos.
Lo que en España es una afición minoritaria, un recuerdo que
algunos se empeñan en mantener muy vivo, países como Brasil cuentan con más
de un millón de aficionados al fútbol botones, una práctica que emana de
los propios clubes de fútbol del torneo carioca. Botafogo, Palmeiras, Vasco de
Gama, Flamengo y Sao Paulo tienen su versión botones. ¿Imaginan que Barcelona,
Real Madrid, Valencia, Atlético y compañía trasladaran su duelo a un tablero de
chapa o corcho? Al menos sabemos cómo sería el botón del mejor jugador del
mundo.
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